Usted es el dueño de un negocio o de su empresa. Usted ha tenido la visión y sino por alguna razón ahora tiene el deber de sostener esa visión. Ahora esto no se trata de usted. Pasemos hacia aquello que determina cuan productivo es cada día. Sus empleados tiene la carga más importante. Ellos lidian con los clientes, tratan de resolver problemas, cometen errores y también se esfuerzan por esa visión que usted tuvo. Alguien puede decir que ese es su trabajo, pero usted escoge que tipos de empleados y como quiere relacionarse con ellos. Quiere establecer una transacción fría y mecánica, como trabajo y remuneración, o cree usted que su negocio merece trabajadores implicados y comprometidos.
El punto en que los gerentes o empresarios parecen perderse es justamente cuando se trata de sus empleados. Recursos humanos parece también perderse en esa vieja filosofía del trabajo bajo presión. Y entre todos se genera un innecesario ambiente tenso que muchos trabajadores en lugar de sentir una fuerte motivación, tenderán a sentir con muchas ganas de irse de allí cuanto antes. Y allí se marca el momento en que la productividad empieza a caer.
Sencillamente lo que usted establezca como mecanismo de trabajo sobre sus empleados va a determinar su productividad. Si los mecanismos que usted establece mantiene en un descontento y se perciba injusticia por parte suya hacia ellos, ningún incentivo podrá sostener a largo plazo y ni siquiera a corto plazo, el ritmo que la productividad requiere.
Ya se puede imaginar cuanto valor tiene sus empleados dentro del mecanismo que ha establecido. Algunos de los errores que comenten las empresas, incluso más grandes, es que al personal de atención al cliente no le dan las herramientas suficientes para dar soluciones. Lo que solo retroalimenta hacia ellos el descontento del cliente. Ocasionando efectos negativos no solo en sus clientes; sino en sus propios empleados.
fuente: noobpreneur.com