China ha tenido una fórmula polémica de crecimiento. Los cimientos de ese crecimiento está en la flexibilización de las leyes laborales, lo que ha llevado a conseguir mano de obra barata y muy productiva. Los países latinoamericanos se frotaban las manos por un TLC con ese país pero muchos ya pronosticaban que eso no era más que un espejismo ya que la Asean amenazaba con ser la red de TLC más grande del mundo que absorbiera todas las oportunidades de latinoamérica.
Sin embargo, mientras latinoamérica era consciente de eso, China ha visto últimamente sus perspectivas de crecimiento estancados. Hace poco el FMI, ha prnosticado un bajón en el panorama de crecimiento de la región formada por la Asean. La crisis Europea ha desacelerado las economías en EEUU, Europa y también China. La poca demanda de estos ha hecho que afecte a los países de la Asean que exportaban sus productos a esa región.
No hay duda que estamos en un mundo globalizado, conectado a nivel integral. Las economías sufren riesgos cuando hay un cambio sustancial económico en alguna región. Pero esto no debe dar un mensaje que los países tengan que que ser independientemente económicos. La verdad eso es una utopía maligna. En una actividad comercial mundial donde todos buscamos mercados para vender, lo que afecte a uno puede afectar a otros.
Con todo este panorama los modelos económicos ya no son excluyentes entre si. Se necesita un socialismo que ceda ante su ortodoxia y un liberalismo que sea conciente del valor y cuidado de la productividad desde el trabajador.
El caso paradójico lo muestra China debido a su receta de crecimiento. El mundo aplaudió sus logros con color socialista. Sin embargo todos sabemos que en china la justicia laboral y social sigue un modelo liberal llevado a extremos de sálvense quien pueda y a las empresas y negocios paguen lo que quieran. Esa flexibilización ha generado injusticia social, derechos laborales pisoteados, mano de obra barata y productiva y un sector laboral sumiso que ha llegado a entender que es el precio que debe pagar por un futuro de prosperidad. Y de hecho encontramos historias de gente explotada y luego próspera. Pero esto no resulta en las personas que han invertido años de esfuerzo y han fracasado. Para ellos comenzar de nuevo es volver a entrar en el infierno de la explotación para intentar en por lo menos 5 años volver a intentarlo.