Las 3 fases del trabajo que experimenta todo empleado

Los empleados pueden experimentar una amplia gama de emociones durante las diferentes fases de trabajo dentro de una empresa o corporación. Estos sentimientos pueden incluir ansiedad y el resentimiento, y puede afectar no solo la visión de los empleados sobre su lugar de trabajo, sino también la estancia dentro de la empresa. Hay tres fases de trabajo que se puede experimentar:

Fase de ajuste

La fase de ajuste es la primera de las tres fases de trabajo, y se lleva a cabo cuando un nuevo empleado comienza en una empresa. Este período implica la identificación de ideas afines con los compañeros de trabajo, uniendo a colegas y superiores, además de la comprensión de su lugar dentro de la organización. A diferencia de las siguientes fases, la fase de ajuste se refiere más al aprendizaje y capacitación de empleados. Además, esta fase suele durar los primeros 90 días de empleo.

Fase de confort

Tras el período de ajuste de 90 días viene la fase de confort. En esta fase, los empleados tienen un conocimiento sólido de lo que se espera de ellos en el trabajo y cómo pueden encajar en la estrategia de negocio de la compañía. Los empleados pueden finalmente entregar y cumplir con los resultados, ya que la formación y la educación que han tenido lugar durante la fase de ajuste se aplica ahora en tareas prácticas. En la fase de confort a un empleado alcanza la máxima productividad y el empleador ve un mayor retorno a su inversión.

Fase de  malestar

La fase final del trabajo es la fase de malestar. En esta fase, un empleado puede encontrar que ha aprendido todo lo que hay que saber sobre su trabajo y puede sentir que ha llegado a un techo en la empresa. La falta de nuevas responsabilidades y retos pueden desmotivar a trabajar tan duro como antes, lo que lleva a una disminución general de la productividad.

Preocupaciones

Una vez que la fase final del empleo ha tenido lugar, un empleado puede convertirse en un verdadero peligro para la moral de la organización. La amenaza más grande es si el empleado no tiene entusiasmo. En esta situación, las empresas pueden optar por una de dos acciones: despedir al empleado o rehabilitación de funciones, lo cual podría incluir la administración de nuevos retos más o asignar más responsabilidades.

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